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salvador_medina100SALVADOR MEDINA, UN MODELO DE VIDA A IMITAR
SALVADOR MEDINA, PERIODISTA Y GUERRERO DE LA JUSTICIA ASESINADO POR LA MAFIA
Por  Jorge Figueredo-  26  de Diciembre de 2011
           El  5 de enero de 2012   recordamos 11 años de aquel terrible crimen que segó la vida de un joven idealista, luchador a favor  de la vida y de la justicia social:   Salvador Medina Velásquez. Para los  que no lo han conocido, es importante destacar que era un comunicador, periodista comprometido con las necesidades de su comunidad, y el país.
Y dentro de esta responsabilidad que había asumido desde muy joven, esta la de denunciar a los criminales que azotaba el departamento de Canindeyu y San Pedro, en especial la región de Capiibary,  traficantes de drogas, de maderas, de vehículos;  que mantenían a toda una zona productiva y de gente trabajadora como lo es Capiibary, presa del miedo, de la pasividad, del infortunio de tener que convivir a diario con delincuentes que lucraban a costa de su pobreza, de la destrucción de sus bosques, de la muerte de jóvenes supuestamente por ajuste de cuentas, a manos de sicarios al servicio de las mafias.
         
          Haciendo un breve  recuento de lo sucedido en el Paraguay entre el 2001 y 2012, en relación al avance del crimen organizado y su contra cara de la lucha antimafia, evidentemente llevan hasta ahora ganando los mafiosos; ya que a principios de este siglo el Paraguay simplemente era una ruta, un puente para el tráfico de cocaína, heroína y otras drogas, sin embargo hoy  los varones de la droga  se han establecido con sus soldados asesinos no solo en las fronteras del país como Pedro Juan Caballero, Ciudad del Este, Capitán Bado, sino incluso Ciudades otrora tranquilas, como Curuguaty, Saltos del Guairá, ubicados dentro del departamento de Canindeyú, se han convertido en zonas estratégicas  para las asociaciones criminales, quienes se han arraigado y asentado su centro de operaciones en esos lugares, proliferando desde entonces múltiples asesinatos por ajuste de cuentas, muerte de inocentes   ciudadanos  victimas de los negocios de las drogas, el
contrabando, y todo tipo de tráfico ilícito, con la connivencia, complicidad, e incluso participación de la policía en estos crímenes, y   el silencio cómplice   a cambio de grandes cantidades de dinero  de la mayoría de los magistrados judiciales:  jueces y fiscales, que antes   que combatir a las mafias se ha unido a ellas, ya sea por deseo de riqueza  malhabida, pasividad o miedo a enfrentarlos por los favores políticos  que quizá alguna vez han recibido de ellos para acceder y mantenerse en estos cargos.             


         A pesar que ya pasaron más de una década del asesinato de Salvador Medina, los males por los cuales dio su vida siguen vigentes en el País, e incluso podemos afirmar que se han robustecido ante el consentimiento de las mayorías, que nos hemos quedado callados, tibios ante el empuje   del crimen organizado que  se ha ramificado y penetrado en todos los sectores de la sociedad: partidos políticos, organizaciones gremiales, civiles,  religiosas,  prensa, que se han convertido en instrumentos de legitimación de sus crímenes, que no solo ya atentan contra personas individuales, sino contra colectivos, y  comunidades, hasta llegar a dañar a la sociedad entera. Salvador Medina, a pesar  de que la cultura de la ilegalidad, el crimen y su impunidad se ha acentuado en el Paraguay en la ultima década, males contra las cuales tu combatías y hasta ofrendaste tu vida para cambiar esta situación; existen hombres y mujeres en nuestro país que están dispuestos a seguir las huellas que dejaste, existe aun jóvenes y adultos idealistas y con  coraje  para denunciar y desenmascarar  a los mafiosos como lo hacías tu, porque no has muerto, tus ideas no morirán jamás, porque caminan por medio de nuestras piernas, y te has convertido en un modelo de vida a imitar.

         Antes en forma solitaria tuviste que enfrentarte al pulpo de la corrupción que tenía y  sigue teniendo  muchos tentáculos, que sostiene aun hoy al crimen organizado, que ya no se dedica solamente al tráfico de drogas, armas, maderas, vehículos, sino que también a los agro-negocios; con sus cultivos extensivos de soja, con la utilización sin limites de agroquímicos que ha contaminado gran parte de nuestros suelos, aguas,  bosques, atentando contra la fauna, y por ende contra la salud y la calidad de vida de nuestra  gente. Industriales de la muerte que producen cigarrillos y bebidas alcohólicas que si bien son drogas legales han causado ya miles de muertos directa e indirectamente en nuestro país, pues la mayoría de las victimas en los llamados accidentes de tránsito lo fueron a consecuencia de la ingesta excesiva de alcohol, que ha producido en el cerebro de los mismos una anomalía: que los hizo  perder el sentido de la realidad y por ende a no poder controlar sus vehículos y que los llevo finalmente a la muerte. Aquí no detallamos los muertos por cáncer de pulmón, o de cirrosis hepática irreversible.  A pesar de constituir verdaderos instrumentos o armas silenciosas para la muerte, causantes o que han motivado las terribles mutilaciones que nuestros jóvenes  han sufrido, si han sobrevivido en los sucesos vehiculares; estas mencionadas drogas legales son sistemáticamente promocionadas por medio de los principales medios comerciales de comunicación  que sin ética alguna difunden sus propagandas, alentados por los millones de dólares que estas empresas gastan en publicidad.


        No es casualidad entonces, con el poder económico acumulado,  que un empresario dedicado a la producción de cigarrillos, dirigente deportivo, recientemente afiliado al Partido Colorado, HORACIO CARTES, con una reputación similar a la que tiene Silvio Berlusconni en Italia, haya alcanzado tanta preponderancia en la gente,  con la cobertura y el apoyo de la mayoría de los principales medios de información que han hecho de su figura un gran señor de la sociedad, exitoso, presentándolo como  un político novel que puede llevar al país al desarrollo;  sin importarles averiguar el origen de sus bienes- ya que a pesar que  algunos investigadores lo han vinculado a actividades ilícitas como el tráfico de drogas y el lavado de dinero, lo consideran un hombre de trabajo y serio-, y tan parecido es este personaje con los  empresarios o hombres de negocios, así como de políticos italianos, ligados a los diversos grupos mafiosos, ya sea en Sicilia, Milán, Roma o de cualquier parte del territorio italiano, que nos ilustra obras como “ HISTORIA DE LA MAFIA, un poder en las sombras”, y “ LOS PADRINOS y las nefastas virtudes del puro poder” escritos por el prestigioso intelectual Giuseppe Carlo Marino; ya que el mencionado Cartes ha fundado su movimiento político con el terrible y engañoso nombre de “ Honor  Colorado”.            

       Situación que nos lleva a  sostener que la cultura mafiosa, se ha globalizado, y que sin duda no forman parte de ella solamente toscos delincuentes que portando  arma blanca o de fuego asesinan a sangre fría a sus victimas, tampoco son simples asociaciones criminales dedicados al tráfico de drogas o de armas; lo mas grave es que en el Paraguay  se esta  consolidando la verdadera cara de lo que constituye actualmente el crimen organizado;  que brillantemente Carlo Marino define en uno de sus libros al referirse a la mafia  “ No se trata simplemente de una asociación criminal, sino de una estructura de poder con una extraordinaria cantidad de ramificaciones en la sociedad civil y el Estado”.  


       Es decir a solo once años de la muerte de Salvador Medina, las mafias y el crimen organizado en particular  se han diversificado y adquirido tanta sofisticación   en el Paraguay, que ya no es tan fácil  distinguirlos y mucho menos combatirlos, pues ya no solo lo encontramos en las actividades comunes, y marginales que realizan las bandas armadas de traficantes de drogas, de armas,  de secuestradores, contrabandistas etc., sino también en las actividades legales que realizan empresarios, industriales, ganaderos, banqueros, la mayoría de ellos, cuyas fortunas tienen un origen malhabido, ya que se enriquecieron durante el gobierno de la dictadura de Stroessner, por medio de la evasión de impuestos, grandes contrabandos y negociados en la construcción de obras públicas, pero sobre todo han sino sostenedores del régimen feudal de la tierra aún hoy vigente en el país, ya que muchos adquirieron miles y miles de hectáreas de tierras fiscales, para especular con ellas, a costa de la expulsión y desarraigo de los hermanos campesinos e indígenas, a quienes se extorsionaba, torturaba e incluso asesinaba, si no abandonaban las tierras que ocupaban o donde vivían por generaciones; -ayer sobre todo grandes latifundistas, panegíricos de la doctrina de la seguridad nacional vigente en latinoamericana durante la guerra fría,    mientras muchos de sus compatriotas morían asesinados por la tortura y a balazos   en las cárceles, delegaciones de gobierno, o en las mazmorras que existían en todo el territorio nacional. 


        Asimismo a algunos podemos encontrarlos administrando o siendo accionistas de  grandes medios comerciales de información, la mayoría desconocida por el pueblo, ya que nunca aparece sus nombres o son mencionados en la prensa escrita, y mucho menos en las pantallas de televisión, o  en los programas radiales: que dicta la hoja de ruta a seguir a la mayoría de los  integrantes, sobre todo  de los poderes legislativo, y judicial, este poder comunicacional manipulador y criminal  del cual están provisto es la que todos los días construye una realidad falsa, engañosa, que busca mantenernos en la ignorancia, en el conformismo, continuar siendo solo súbditos consumidores, cómplices de la terrible injusticia social en la que  viven millones de Paraguayos  y jamás exigir justicia, libertad y verdad a favor de estos hermanos.      Es por eso que los paraguayos que hemos tenido el privilegio de contar con un trabajo, acceder a estudios secundarios y universitarios, una familia estable,  tenemos  una gran deuda  con los marginados pero en especial con  Salvador Medina, que fue un periodista pero sobre todo un guerrero de la justicia que entrego su vida para cambiar la sociedad en que vivimos, y  si realmente queremos reivindicarlo debemos dar todo de nuestro ser luchando contra las mafias, el crimen organizado, la corrupción y a favor de la vida y la justicia.  Y si así no lo hiciéramos el pueblo,  el mártir Salvador y sobre todo Dios nos exigirá rendir cuentas y juzgado del porque no lo hemos hecho.    
      

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