CAUSA ILARRAZ: SOLICITARÁN QUE SE CITE A DECLARAR AL OBISPO TUCUMANO ROSSI
24/10/2012

Pedirán que como testigo cuente si sabía de los antecedentes pedófilos del cura
El abogado Milton Urrutia, uno de los querellantes en la causa penal contra el cura Justo José Ilarraz por los abusos cometidos en el Seminario de Paraná entre 1985 y 1993, pedirá que se cite a declarar al obispo de Concepción (Tucumán), el dominico José María Rossi.

Se trata del segundo de los dos obispos que en Tucumán le dieron cobijo a Ilarraz luego de que fuera expulsado de la Diócesis de Paraná. Urrutia asegura que Rossi fue alertado de los antecedentes pedófilos, pero que hizo caso omiso y lo dejó ejercer en su Diócesis. Si niega haber sido puesto de sobreaviso, pedirá un careo con el cardenal Estanislao Esteban Karlic y el arzobispo Juan Alberto Puiggari.
Cuando Ilarraz dejó Roma, luego de haber permanecido allí entre 1993 y 1997, y regresó al país, y tras un período de abandono del sacerdocio, retomó su vocación y fue a dar a Tucumán. Allí, lo recibió el obispo Bernardo Enrique Witte, que ejerció el gobierno de la diócesis de Concepción entre 1992 y 2001. Rossi, que lo sucedió en julio de 2001, lo siguió amparando, y legalizó su permanencia. Ilarraz ejerció su ministerio durante casi una década en la localidad de Monteros.

Durante un encuentro del clero paranaense el viernes 14 de septiembre en el Centro Mariápolis El Salvador, convocado especialmente para abordar la situación del escándalo en torno al cura Ilarraz, hubo un fuerte cruce -según algunas fuentes–, entre un sacerdote y el cardenal Estanislao Karlic respecto del rol que le cupo a la Curia. “¿Por qué nadie alertó a los obispos de Tucumán respecto de los antecedentes de Ilarraz?”, dicen que preguntó un sacerdote. El planteo mereció la airada respuesta de Karlic. “¿Me estás tratando de mentiroso? Siempre se alertó. Se le dijo a la Iglesia de Tucumán que Ilarraz había tenido un problemita, eso siempre se aclaró”, habría sido la contestación de Karlic en aquel cónclave.

Con eso datos en la mano, y el relato de uno de los asistentes a la reunión de Mariápolis, es que hoy Urrutia hará una presentación en Tribunales y pedirá la citación de Rossi para que ratifique o rectifique esos sobreaviso que le habrían hecho, primero, Karlic, y luego el actual arzobispo, Juan Alberto Puiggari. El segundo lo hizo en ocasión de un encuentro que mantuvieron en ocasión de la asunción del ex obispo auxiliar de Paraná, César Daniel Fernández, como obispo de Jujuy, el 5 de agosto último. En esa ocasión, Puiggari le pidió a Rossi la suspensión de Ilarraz como cura, medida que recién se cumplió el 7 de septiembre.

“De acuerdo a lo que surja en la testimonial de Rossi, y si confirma que sí le avisaron de los antecedentes de Ilarraz, voy a pedir también la imputación de este obispo. Si lo niega, voy a pedir un careo entre los tres: Rossi, Karlic y Puiggari”, adelantó Urrutia a El Diario.

Pieza clave. Pero antes que la citación a Rossi, Urrutia pidió ayer que se cite a otra pieza clave en la causa Ilarraz. Se trata del sacerdote Pedro Amadeo Barzán, de 42 años, quien desde 2008 está a préstamo en la diócesis de Sabina-Poggio Mirtito, en Italia.

Barzán era bedel en el Seminario Menor –una escuela secundaria orientada al sacerdocio– cuando ocurrieron los hechos que un grupo de cinco víctimas ya denunciaron a la Justicia, sindicando como abusador al cura Ilarraz. Una víctima de esos abusos le relató los hechos, y Barzán de inmediato lo llevó a hablar con el entonces rector del Seminario, el actual arzobispo Juan Alberto Puiggari. Este, después, pidió una entrevista con el arzobispo de ese momento, Estanislao Estaban Karlic, y así el caso llegó a las máximas esferas de conducción de la Iglesia.

Urrutia dice que esa primera revelación ocurrió en 2003, el año en el que Karlic autorizó a Ilarraz a viajar a Roma para cursar la Licenciatura en Misionología en la Pontificia Universidad Urbaniana. Allá se quedó Ilarraz hasta 1997. Según el abogado, recién dos años después, y luego de varios encuentros de aquella víctima con el arzobispo, es que Karlic decide, en 1995, realizar una investigación diocesana interna, que, después de corroborar las denuncias en contra de Ilarraz, concluyó en una sanción simbólica: le prohibieron pisar la diócesis.

“Barzán es el eslabón más importante para conocer esta historia.Tiene mucho para contar. ¿Por qué se fue Barzán de la diócesis, siendo que se necesitan muchos sacerdotes? Parece que hay un desencuentro entre Puiggari y Barzán. Barzán quería que Puiggari denuncie todo a la Justicia”, dijo Urrutia.

El 14 de febrero de 2012, Puiggari firmó el decreto Nº 2/12 por el que renovó el permiso al cura Barzán para ausentarse de la diócesis de Paraná por un plazo de tres años, a partir del 1 de enero. El sacerdote está en Italia desde 2008, aunque ahora estaría en Entre Ríos, más precisamente en su ciudad de nacimiento, Villaguay, y por eso Urrutia pidió que se le envíe de inmediato una cédula de notificación para que se presente a declarar.

Diferencias

En su estrategia legal, Urrutia se muestra preocupado por trazar líneas que lo diferencian de otro querellante, Marcos Rodríguez Allende, quien actúa en sociedad con su colega Walter Rolandelli.

En su edición del domingo, El Diario dio cuenta de la decisión de Rodríguez Allende de pedir la imputación del cardenal Karlic y de su sucesor al frente de la Curia local, del arzobispo emérito Mario Luis Bautista Maulión. Al primero, por haber ordenado en 1995 una investigación sobre Ilarraz, y al segundo por haber tomado conocimiento del caso a través de una carta que le presentaron en 2010 un grupo de sacerdotes. En ningún caso, se dio participación a la Justicia por el delito de abuso de menores.

Urrutia sostiene con firmeza su postura respecto de la inocencia de Maulión en toda esta historia. Al respecto, cita varios encuentros que mantuvo una de las víctimas con el arzobispo emérito, en las cuales éste aseveró que nunca fue informado de los hechos. Y que ni siquiera sabía que existía una investigación diocesana, ni cuál era la situación de Ilarraz.

En 2004, Maulión firmó la excardinación de Ilarraz, quien a pesar de los cargos en su contra por abuso de menores, encontró acogida en la Iglesia de Tucumán, que lo puso al frente de la Parroquia Sagrado Corazón, de la localidad de Monteros.

“Si lo llegan a imputar a Mario Maulión, ahí sí, voy a pedir la imputación de todos. Si la otra querella (en referencia Rodríguez Allende) está planteando la idea de imputar a una ex arzobispo, que recién tuvo conocimiento de los hechos en septiembre de 2010, yo voy a pedir la imputación de todos los sacerdotes, de todo el clero, porque si vamos a ensuciar a alguien, si le vamos a endilgar a Mario Maulión la figura de encubrimiento, entonces vamos a endilgársela a todos los demás”, puntualizó.

En ese sentido, el abogado sostuvo: “Voy a ser muy contundente: si llegan a avanzar en la imputación sobre Mario Maulión, y el juez le hace lugar a la otra querella, yo voy a pedir la imputación de todos los sacerdotes que están en el expediente. La mitad del clero va a quedar imputada. Incluso, voy a pedir la imputación del padre (Luis) Anaya (decano de la sede Paraná de la Universidad Católica Argentina), porque era director espiritual del Seminario, y algún conocimiento debe haber tenido en este caso”.

Urrutia va más allá, y sentencia, sin los medios tonos, que son siempre ajenos a su lenguaje: “Si nos toca hacer como ya ocurrió con un caso similar que hubo en España, y tenemos que imputar a Dios, vamos a imputar a Dios. Acá no se va a salvar nadie”.

De la imputación que podría pedir Urrutia, tampoco se salvaría el actual obispo de Concepción (Tucumán), José María Rossi, quien avaló el 7 de septiembre último el pedido de Puiggari para que Ilarraz fuera suspendido en el ejercicio del sacerdocio. “Rossi también sabía de todo, y nunca dijo nada. Es más, cuando Puiggari le pidió que lo suspendiera a Ilarraz, se quejó porque así se le hacía un agujero en la diócesis, porque se quedaba sin cura. No le importaron los abusos”, apuntó Urrutia.
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