RECRUDECE LA VIOLENCIA EN UNA SIRIA CADA VEZ MÁS AISLADA
Miércoles 16 de noviembre de 2011 | Publicado en edición impresa
Las revueltas árabes / El régimen de Al-Assad, bajo presión
Denuncian 100 muertos en las últimas 24 horas; piden el despliegue de cascos azules
BEIRUT.- Aislado y bajo una creciente presión internacional, el régimen sirio redobló la represión en las últimas 24 horas, durante las cuales, según la oposición, murieron un centenar de personas en diferentes enfrentamientos, principalmente entre las fuerzas de seguridad y desertores del ejército.

La escalada de violencia se produce en momentos críticos para el régimen de Bashar al-Assad. Expulsado de la Liga Arabe y marginado por los países del Golfo Pérsico, el dictador sirio vio ayer cómo Estados Unidos pedía al mundo árabe una "respuesta enérgica" a Damasco.
El más crítico fue el rey de Jordania, Abdullah II, que pidió a Al-Assad la renuncia "por el bien del país". En tanto, Turquía amenazó con interrumpir el suministro energético hacia Siria si el régimen continúa reprimiendo a la población civil.
Los enfrentamientos más graves se produjeron en las provincias de Deraa e Idlib. Grupos de desertores del ejército atacaron a soldados y efectivos de las fuerzas de seguridad, en un enfrentamiento que dejó 34 muertos. Aunque la oposición sostiene que las protestas contra el régimen son pacíficas en su mayoría, lo cierto es que en las últimas semanas ha ido emergiendo una insurgencia armada que coincide con la creciente deserción de efectivos del ejército.
La represión del régimen de Al-Assad se centró ayer una vez más en la ciudad de Homs, donde la artillería del ejército disparó al menos 50 proyectiles de gran calibre. En esa ciudad se hallaron 19 cadáveres, al parecer de ciudadanos secuestrados en los últimos días por milicias paramilitares afines al régimen.
Según las Naciones Unidas, desde el inicio de las revueltas, hace ocho meses, la represión dejó unos 3500 muertos en el país. Sólo en la primera mitad de noviembre, el mes más sangriento, hubo más de 300 muertos.
Horas antes de que entrara en vigor la suspensión de Siria de la Liga Arabe, el régimen anunció la liberación de 1180 presos sin delitos de sangre detenidos durante las protestas. Según la oposición, con ese gesto Al-Assad trata de ganar tiempo y evitar que se materialice su suspensión en el seno de la organización árabe.
Hozam Ibrahim, miembro del opositor Consejo Nacional Sirio (CNS), dijo que la liberación de los presos es "una maniobra más del régimen". Ibrahim señaló que la oposición no dispone de listas con los nombres de los liberados, por lo que no pueden confirmar que se trate de activistas, opositores o ciudadanos implicados en las protestas contra Al-Assad. Para la oposición, la cifra de liberados es en todo caso "insignificante" si se compara con los más de 20.000 detenidos por los servicios secretos sirios en los últimos ocho meses.
Cascos azules
Para acabar con la represión, el Consejo Nacional reclamó ayer el despliegue de cascos azules de la ONU en Siria. "La defensa de la población civil no es una injerencia militar, se trata del envío de observadores de la ONU, por ejemplo, de cascos azules", aseguró Burhan Galion, dirigente del CNS, en una conferencia de prensa celebrada en Moscú.
El dirigente opositor precisó que esa presencia de la ONU no implicaría una intervención militar, en respuesta a países como Rusia o China, que acusan a Occidente de proponer un cambio en Siria similar al que se llevó a cabo en Libia.
"El pueblo de Siria es muy sensible con las interferencias externas en sus asuntos y siempre ha querido solucionar sus problemas por sí mismo", agregó Galion.
La presión contra el régimen sirio se incrementa día a día. Ayer, Estados Unidos pidió a la Liga Arabe que envíe un "mensaje enérgico" a Al-Assad durante la reunión que tiene previsto celebrar hoy en Rabat para ratificar su reciente decisión de suspender a Siria de la organización.
"Continuamos viendo que aumenta la presión internacional contra Al-Assad; deseamos que la Liga Arabe le diga que debe permitir una transición democrática y poner fin a la violencia contra su pueblo", dijo en Washington Mark Toner, vocero del Departamento de Estado.
Por su parte, el gobierno turco amenazó a Al-Assad con interrumpir el suministro eléctrico a Siria si continúa el clima de hostilidad política entre los dos países, antiguos aliados en la región. Como primera medida, Estambul suspendió las explotaciones petrolíferas conjuntas.
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, instó a Al-Assad a que castigue a los responsables de los ataques contra la misión diplomática turca en Siria, que el sábado fue asaltada por simpatizantes del régimen.
"No esperamos que Al-Assad satisfaga todas las demandas de la gente; nuestro deseo es que, ahora que está en la cuerda floja, no tome un camino sin retorno que lo lleve al borde del abismo", dijo Erdogan.