EL PRESIDENTE DE YEMEN FIRMA AL FIN SU SALIDA DEL PODER
Los yemeníes tratan de superar meses de caos con una «transición a la española»
MIKEL AYESTARAN   Día 24/11/2011 
Punto final. La revolución yemení ha obtenido el primero de sus objetivos: Alí Abdulá Saleh ya es historia. Tras varios intentos fallidos, el presidente de Yemen, de 69 años, que ha dirigido el país desde 1978, estampó finalmente su firma en un documento por el que se compromete a abandonar el poder a cambio de inmunidad.

Atrás quedan diez meses de revuelta y enfrentamientos armados que han llevado al país al borde de la guerra civil. La firma del documento elaborado por el Consejo de Cooperación del Golfo, la Unión Europea y EE.UU. tuvo lugar en Riad y contó con la presencia de la oposición yemení. A partir de ahora empieza una nueva era cuya hoja de ruta pasa por la formación de un gobierno de unidad nacional que aúne todas la sensibilidades, el regreso de los militares a los cuarteles y la convocatoria de comicios presidenciales en un plazo de noventa días.
Saleh, cuyo objetivo inmediato es volar a Nueva York para recibir tratamiento médico, cede el poder de forma temporal a su vicepresidente Abdrabuh Mansur Hadi, que se perfila también como el candidato de consenso para los próximos comicios. Hadi ya sustituyó al dirigente durante su larga ausencia para recibir tratamiento en Arabia Saudí tras el atentado sufrido en junio. Hadi es un militar fiel al gobernante Congreso General del Pueblo (CGP), actúa como número dos del gobierno desde 1994 y hasta este año permaneció siempre a la sombra de Saleh.
«Yemen opta por un modelo de transición a la española. Con la excepción de Saleh, el grueso de su partido y fuerzas de oposición gobernarán juntos a partir de ahora. No se deja a nadie fuera. Es un paso adelante porque supone el triunfo de la moderación sobre la violencia», asegura el embajador de España en Saná, Javier Hergueta, que como el resto de representantes de la UE ha seguido muy de cerca todo el culebrón que ha precedido a la firma de este acuerdo que también obliga a las facciones enfrentadas a retirar a sus hombres armados de las calles para empezar a trabajar en una reforma profunda de las fuerzas armadas.
En la plaza tomada por la revuelta de Saná los miles de acampados que viven allí desde febrero mostraron su descontento con la firma porque supone la inmunidad para Saleh, pero fuentes diplomáticas piensan que, «en el momento que vean que realmente el presidente se va, seguro que aceptan el acuerdo». Algunos analistas, sin embargo, se apresuraron a definirlo como una «victoria a medias» de la revolución y ponen como ejemplo lo que está sucediendo en Egipto nueve meses después de la renuncia de Mubarak.
El amigo de Sadam Husein
m. ayestaran
Alí Abdulá Saleh, presidente de Yemen
Veintiocho años después Alí Abdulá Saleh dejará de ser el rostro más poderoso de Yemen. Ascendió al poder del entonces Yemen del Norte en 1983 y tras conflictos varios con los vecinos comunistas de la República Democrática Popular del Yemen se erigió en 1999 en el primer presidente del país unificado. La unidad nacional fue una de las obsesiones de este ex militar cuya política ha consistido en alcanzar acuerdos con las tribus para que no se interpusieran en el trabajo de su partido, el CGP, un mastodonte con tentáculos en todos los negocios importantes y bajo la sombra permanente de la corrupción. Su apoyo a Sadam Husein le costó el vacío de la comunidad internacional, que solo le volvió a ofrecer la mano tras su implicación en la guerra contra el terror después del 11-S.