LIDER DEL “CUARTETO DE ORO” CUENTA SU HISTORIA
Asaltabancos revela apoyo de la Policía y los gerentes
Desde Tacumbú, Delio Maldonado, un conocido asaltante “especializado” en bancos y financieras, líder en su momento de una banda tristemente célebre llamada “Cuarteto de Oro”, dice que casi siempre los grandes robos se hacen con cobertura de la Policía y complicidad de los gerentes. Según su relato, está todo organizado: cómo se hacen los contactos, los porcentajes de distribución (partes iguales si es más de G. 400 millones, 30% para el ejecutivo si es menos) y el lavado del dinero. Maldonado participa en la cárcel del programa de rehabilitación “Cirugía de la Mente”.
Delio Maldonado, oriundo de San Pedro, tiene 36 años, de los cuales lleva por lo menos 14 en el “mundo”, como  define la actividad delictiva. Es de profesión decorador, especialista en chapa y dice haber trabajado en los principales shopping de la Capital. En el “mundo” maneja ametralladora Uzi, AK-47, pero su especialidad es el M-16, fúsil que puede armar en 56 segundos, gracias al entrenamiento que recirecibió en el cuartel.    
Fue líder del “cuarteto de oro” que en el 99 interceptó, “por error”, un transportador de joyas en Caaguazú. “Seguíamos a una camioneta con lingotes de oro”, recuerda.    
Fueron capturados, pero él, “con un buen abogado”, logró la condicional en enero de 2003. Retomó su profesión lícita y estaba trabajando bien hasta que en octubre se le presentó una oferta: asalto a una financiera. “Justo faltaba uno y yo reunía los requisitos...”. Otra habilidad es el camuflaje. “Puedo andar bien trajeado con maletín (con su fúsil desarmado) y nadie sospecha”.    
Cuenta que cuando entra a las financieras para el trabajo “ya está todo cubierto, sea con ayuda de la policía o del gerente u otro contacto. El único estúpido que está ahí es el guardia de seguridad. Todos saben cuando se va a hacer un trabajo, saben quiénes van a entrar y cada uno (policía) ya sabe que tiene que salir, limpiar el camino... Si alguien se queda va a ligar... uno entra tranquilo a trabajar adentro; al gerente o al contacto le llega su parte en maletín y con los uniformados se hace la distribución directamente”.    
Recuerda que desde su retorno al “mundo” en 2003 “me salieron unas cuantas cosas... cuatro bancos y financieras...”. Dice que en la mayoría de los robos en bancos, financieras o transportador de caudales, son policías los enlaces con los gerentes. La distribución, revela, a partir de 400 millones se hace en partes iguales; por debajo le corresponde el 30% al gerente. “Quién pensaría, gente que te cuida tu plata...”, reflexiona el hombre.    
Carta y chantaje a fiscala   
La última vez que perdió fue en el 2005 y cuenta por qué: “Teníamos un golpe en un barrio residencial, entonces llevé mi ‘cabrito’, un Paratí 0 hora a una playa, y había sido que el tipo trabajaba también con la policía. Ellos tomaron el auto y vendieron. El tipo me dice que perdió el auto. Entonces le dije te doy dos horas para reponerme. Me dio una Terrano, que había sido robada por los policías a una fiscala. Yo la llamé a ella y le extorsioné por 3.000 dólares. Le devolví la camioneta, pero le conté en una carta los nombres de los policías que le robaron”.    
Reconoce que eso le costó porque los policías comenzaron a buscarlo. Allanaron su casa en San Pedro, en Luque, hasta que ocurrió el secuestro de  Evelin  Kuo Almeida en San Lorenzo. La policía lo involucró y lo volvieron a detener. “Esta vuelta perdí mal”, se apena. Cuenta que fue sobreseído por el caso del secuestro, pero le aplicaron 13 años por robos agravados.
Cambio de vida
Tanto Maldonado como César Herrera, cuyo testimonio entregamos en una nota anterior, declaran haber cambiado de vida. Si bien temen por los datos que manejan, dicen estar dispuestos a reincorporarse a la sociedad. Resaltan el programa “Cirugía de la Mente” que ejecuta en Tacumbú Víctor Cabral, mediante ejercicio de lecturas. Ambos piden que se ayude a los internos con este tipo de proyectos. “Acá somos  muchos que queremos superarnos, pero estamos abandonados”, nos dijo Herrera.
En Tacumbú sigue el floreciente negocio
En la Penitenciaría Nacional de Tacumbú sigue funcionando el floreciente negocio tras las rejas. Una actualización hecha con los internos de la escala de precios que publicamos hace un año da cuenta de algunas fluctuaciones, especialmente en el sector VIP, donde aumentaron considerablemente los precios.
El negocio, como hace años, es manejado por los mismos internos, en connivencia con las autoridades de turno. Esta penitenciaría, donde según los datos del viernes último están 3.084 presos (solo 935 condenados), es un centro de consumo extraordinario que facilita el negocio.
A más de las necesidades básicas, en esta cárcel, como en otras tantas, se comercia habitualmente todo tipo de droga, alcohol y hasta incursionaron en el negocio de la pornografía.
Las mercaderías ingresan por dos vías. Las compradas por el Estado por la puerta principal y, las  de los internos,  por el Pabellón D.
En este gobierno van dos directores. El primero en ser designado por Justicia y Trabajo, Julio Acevedo, perdió el cargo el año pasado, y sin salir del edificio casi pasó del despacho a la celda.
El actual, Artemio Vera, es un antiguo funcionario que ya interinó en otra oportunidad  el cargo y conoce a la perfección el funcionamiento de la cárcel.
30 de Enero de 2011 02:03
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