EN BARRIOS VULNERABLES LOS NIÑOS JUEGAN A VENDER PASTA BASEUn trabajo de la Junta Nacional de Drogas pinta de cuerpo entero el esquema de la feudalización del narcotráfico en Montevideo. El sueño de ser "perro"
Familias enteras se dedican a la venta de pasta base desde que la droga fue introducida en la región desde 2002. Ya hay una segunda generación que vive de la comercialización. Algunos menores de edad ya trabajan en los esquemas de distribución como mandaderos, lo que en la jerga se llama “perros”. Otros niños sueñan con cumplir este tipo de trabajos y juegan en las escuelas a la venta de drogas, como antes lo hacían a otras cosas.
Estas afirmaciones son el resultado de una investigación desarrollada por la Junta Nacional de Drogas en ocho barrios -siete de Montevideo y uno de Canelones- y que hoy divulga el semanario Búsqueda.
El combate al narcotráfico -que se apoya en atacar los grandes cárteles- tiene “efectos perversos” porque permite “la proliferación de bocas de pasta base”, asegura el informe oficial.
Lo que en 2002 era una “estrategia de supervivencia” hoy es una verdadera “oportunidad de negocios” que involucra a miles de familias.
Los barrios relevados en Montevideo son Flor de Maroñas, La Teja, Cerro, Colón, Casavalle, Malvín Norte y Lavalleja. De Canelones se seleccionó el barrio Vista Linda. Las zonas fueron elegidas por su alta vulnerabilidad social. En algunas de estas regiones, el gobierno viene llevando a cabo programas de contención que incluyen la construcción de espacios públicos comunes, que es parte de una estrategia de seguridad. El gobierno del Mujica cree que en estos barrios operan las bandas del narcotráfico para reclutar gente para sus organizaciones.
Estos barrios registran la existencia de organizaciones delictivas que buscan suplir al Estado, otorgando apoyo económico a las familias (hay constancias que pagan servicios de agua y luz, por ejemplo) es parte de la estrategia para operar con más tranquilidad.
En ese sentido, los niños y jóvenes hacen campana para los narcos. Usan sus celulares para avisar de la presencia policial, según un agente entrevistado para el trabajo.
Hasta 2007 y 2008 decirle “pastabasero” a alguien era un insulto, pero en los últimos tiempos puede resultar un elogio, según el informe.
Un integrante de un centro juvenil de Colón contó que muchos chicos que conoce tienen como una meta en su vida convertirse en parte del esquema narco.
“La meta de futuro es vender pasta base, ser más rápidos que sus padres para no caer en cana y evitar a los botones”, dijo.
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