GRECIA VOLVIÓ A PROVOCAR UN TERREMOTO EN LOS MERCADOS
Miércoles 02 de noviembre de 2011 | Publicado en edición impresa
La crisis global
El plan de Papandreu para llamar a un plebiscito hundió las bolsas
PARIS.- Estupor, incomprensión, perplejidad. Las expresiones fueron pocas para calificar la cons-ternación en la que quedó sumergida ayer la eurozona después de la inesperada propuesta del primer ministro griego, Giorgios Papandreu, de convocar a un referéndum para aprobar el acuerdo sobre la deuda, concluido la semana pasada en la cumbre de Bruselas.

Los mercados reflejaron esa nueva crisis de confianza con una violenta tormenta bursátil.
Conmocionados por la sorpresa, los europeos manifestaron su determinación de aplicar el plan. "Es el único camino posible", afirmó anoche el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, tras mantener múltiples consultas con sus pares de la Unión Europea (UE).
Pero el daño ya estaba hecho. La calma precaria obtenida por los resultados de la cumbre europea de la semana pasada, que alcanzó dificultosamente un plan de reestructuración de la deuda griega, voló en mil pedazos con el anuncio de Papandreu. Las bolsas europeas se desplomaron: Atenas cayó 6,92%; Milán, 6,80%; París, 5,38%; Fráncfort, 5%; Madrid, 4,19%, y Londres, 2,21%. En Wall Street, la bolsa cedió un 2,48%, mientras que el euro perdió terreno frente al dólar.
Cuando faltan dos días para la cumbre del G-20, en Cannes, donde la eurozona esperaba obtener el apoyo de las otras potencias en sus esfuerzos por salvar a Grecia, Sarkozy y la canciller alemana, Angela Merkel, condenaron implícitamente a Papandreu, cuyo gobierno tambaleaba ayer por la crisis (ver aparte).
"Dar la palabra al pueblo siempre es legítimo, pero la solidaridad de todos los países de la eurozona no sería posible sin que cada uno aceptara hacer los esfuerzos necesarios", sentenció Sarkozy, en tono de reproche.
"Es una verdadera catástrofe y un golpe durísimo para los mercados", opinó Yves Marcais, de Glo-bal Equities.
"¿Qué pasará si los griegos dicen no? La comunidad internacional podría cortar el flujo de dinero y el país tendría que retirarse del euro", comentó Christoph Weil, analista de Commerzbank. Para el conjunto de los inversores, este referéndum vuelve a abrir la caja de Pandora sobre la amplitud exacta de las pérdidas que deberán asumir las instituciones financieras.
Después de la sorpresa griega, las presiones de los mercados fueron tan severas que el Banco Central Europeo (BCE) tuvo que intervenir y comprar deuda pública italiana en el mercado secundario. Fue una brutal recepción para el italiano Mario Draghi, que ayer entró en funciones como nuevo director del BCE en reemplazo de Jean-Claude Trichet.
Un no de los griegos "aumenta el riesgo de un default forzado" de Grecia y de una eventual salida de ese país de la zona euro, con "graves consecuencias para la estabilidad financiera y la viabilidad de la eurozona en su totalidad", advirtió la agencia de calificación franco-estadounidense Fitch.
Ese riesgo es, en efecto, elevado. En un sondeo publicado el sábado, 60% de los griegos denuncia-ron el acuerdo de Bruselas, en el que ven una violación a la soberanía de su país.
"Es imposible excluir la bancarrota griega en caso de triunfo del no. Eso dependerá, no obstante, de la forma en que sea formulada la pregunta que será votada" en el referéndum, reconoció el presiden-te del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker.
El plan aprobado la semana pasada por los dirigentes de los 17 países de la eurozona comprende una reducción de 50% de los 200.000 millones de euros de deuda griega en poder de los bancos. Los gobiernos de la eurozona aportarán a su vez garantías por 30.000 millones de euros a fin de incitar a los acreedores privados a renovar sus títulos llegados a término en enero, con una quita de 50%.
Ese plan también incluye nuevos préstamos de la comunidad internacional a Grecia -cuya deuda pública asciende a 350.000 millones de euros- por 100.000 millones de euros. En contrapartida, el programa impone grandes sacrificios a la sociedad y ha provocado un generalizado rechazo a la caída brutal de nivel de vida de grandes sectores de la población.
Al igual que los gobiernos europeos, los bancos privados que aceptaron participar en el plan indica-ron ayer que procederán como estaba previsto, a pesar del anuncio de Atenas.
El Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), lobby formado por los grandes bancos privados del mundo, "reafirma su intención de avanzar con el acuerdo alcanzado en Bruselas", indicó en un co-municado.
La Casa Blanca reaccionó con prudencia, pero estimó que el anuncio de Atenas ilustra "la necesidad de que la UE aplique rápidamente las decisiones tomadas en Bruselas".
"El anuncio refuerza la idea de que los europeos deben explicar más y aplicar rápidamente las deci-siones tomadas la semana pasada", declaró Jay Carey, vocero del presidente Barack Obama.
Si ese plan de salvataje fuera rechazado por el referéndum, la eurozona no tendría más remedio que dejar que Grecia se declare unilateralmente en cesación de pagos y correr el riesgo de un efecto dominó realmente grave para la unión monetaria y un contagio fulminante a otros países en riesgo, como Italia o España.
El referéndum debería ser organizado en enero. Previamente, pasado mañana, Papandreu se some-terá a un voto de confianza en el Parlamento, donde dispone de una mayoría de 152 diputados sobre 300, después de la renuncia de una parlamentaria de su partido, el Pasok (socialista).
Para la mayoría de los analistas griegos, el premier no tenía otra opción. "¿Qué otra solución le quedaba frente a la empecinada negativa de la oposición a ayudarlo a calmar la sublevación popu-lar?", señaló el analista político Niklos Evangelos.
El ministro de Finanzas, Evangelos Venizelos, explicó que el referéndum tendrá un efecto de "ca-tarsis" en la sociedad, término griego que evoca la evacuación, la purificación de las malas pasiones. Para los europeos, que comienzan a cansarse de las tragedias griegas, más bien se trata de un gesto suicida del primer ministro.
Como una Medea contemporánea, Papandreu estaría poniendo punto final a su carrera política sin dejarse ninguna posibilidad de dar marcha atrás.