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No es que disminuyera la radiactividad sino que bajaron las emisiones al ambiente al arrojar agua de mar a las piscinas y los reactores, pero el proceso siguió su curso y a los pocos días, en un mapa -que estaba muy bien- del Instituto Central de Meteorología y Geodinámica (ZAMG), un organismo público austriaco, podía verse por donde se distribuía la radiactividad. Era un mapa de Japón, con un punto en Fukushima, y podía verse que la radiactividad unos días se diseminaba hacia el Pacífico y no volvía a tierra, pero que pocos días después bajaba hacia Tokio o iba hacia el oeste contaminando la isla de Honshu. Fue variando de día en día.
¿Cuál es entonces el cuadro de la situación en el momento en que hablamos?
El cuadro es que el proceso va a seguir. ¿Cómo se va a parar? No hay manera de revertirlo. Estos reactores, digan lo que digan, y esto es un punto muy importante, no sólo desde un punto de vista económico o industrial, están condenados. Queda la masa fundida del material de los reactores, queda el problema de las piscinas que hay que refrigerar (quizá esto último sea más asequible que la refrigeración de los reactores). Pero los reactores, si no se cubren, contienen la masa fundida altamente radiactiva que es irrecuperable y mi impresión es que, finalmente, tendrán que hacer unos sarcófagos como los soviéticos. Permíteme hacer un paréntesis, una pequeña reflexión político-histórica.
Adelante con ella.
Como Chernóbil era un asunto soviético, todo aquello era malo, horrible; como esto es de los japoneses, como esto es propiedad de una gran corporación, una de las grandes compañías eléctricas del mundo, como los japoneses son siempre tan perfectos, parece que en este caso lo hicieron, lo están haciendo muy bien, que todo se hace de la mejor manera posible y que se responde de forma adecuada. Pero, en mi opinión, el problema es el mismo.
¿Y cuál es el problema para ti?
El problema de fondo es la tecnología nuclear. Como dijo en su momento la Union of Concerned Scientists, vuelvo a hacer referencia a este colectivo, gran parte de los problemas de Chernóbil fueron también económicos. Aunque fuera en la Unión Soviética, también estaban intentando ensayar cómo ahorrar, cómo disminuir los costes. Era mucho más barato el reactor tipo Chernóbil que otro tipo de reactores que también existían en la Unión Soviética y que siguen existiendo desde luego. En Ucrania, por ejemplo.
Intentemos sintetizar.
¿Me estás llamando platicador imparable, Salvador? No lo sé hacer mejor, lo siento.
No sólo es imposible que yo pueda afirmar una cosa así, sino incluso que mi imaginación me traslade a un escenario tan injusto.
Bueno, sigamos. El problema del terremoto, el del maremoto, el problema de unas ubicaciones inadecuadas, la previsión de los riesgos que no se efectuó adecuadamente y además se rebajó a conciencia sabiendo que eran zonas que podían tener catástrofes naturales de mayor peligrosidad que aquellas para las cuales estaban diseñando los reactores, son algunos de los elementos esenciales que acompañan este grave, este gravísimo accidente nuclear.
¿Qué es lo más razonable qué se puede hacer en estos momentos para intentar controlar el accidente?
Esto es un tema de ingeniería. Pero por lo que dicen algunos ingenieros y físicos nucleares que son más razonables que otros que trabajan o colaboran en instituciones oficiales o privadas, tanto da en este caso, lo único que uno puede pensar de forma razonable es que esto, sea como sea, hay que contenerlo y cubrirlo.
Un apunte sobre esto que señalas. Se ha señalado que g racias a Masao Yoshida, director de la central de Fukushima, el jefe de los llamados “héroes de Fukushima”, la catástrofe ha sido menor. ¿Por qué? Porque Yoshida desoyó la orden de sus jefes de TEPCO. ¿Qué orden? La de parar la inyección de agua marina en los reactores. ¿Por qué había que parar esa inyección de agua marina? Porque a pesar del desastre, en las oficinas de Tokio de TEPCO no se querían echar a perder inicialmente las inversiones efectuadas en la central. Yoshida, que es un físico o ingeniero nuclear probablemente, sabía que lo más importante era enfriar los reactores. Para eso era crucial el uso del agua marina.
Los negocios seguían siendo los negocios incluso en medio de la devastación atómica.
Pensemos ahora en las personas que estaban en las cercanías de la central, o algo más lejos, a 100 kilómetros, incluso en los habitantes de Tokio y sus alrededores…
Y en la gran densidad de población en la isla de Honshu.
Sí, claro. ¿Qué medidas se tomaron?
De entrada decretaron un área de exclusión de 20 kilómetros y otra de diez. Luego se llegó a un radio de 30 km; antes hablábamos de ello. Es una superficie bastante grande.
Una especie de semicírculo de 30 km de radio, unos 1.400 kilómetros cuadrados.
Si estabaN entre 20 y 30 km de la central, le decían a la gente que se quedara en su casa, que pusiera papel en las ventanas, que las tapara. Son medidas menores. El primer efecto es la radiación externa. Si tú estás en un sitio determinado y cae allí la nube radiactiva, la ropa, la piel, va a quedar contaminada y eso hay que eliminarlo. Son medidas que hay que tomar, desde luego, pero el problema mayor es lo que vas a inhalar. Por eso repartieron pastillas de iodo.
¿Para qué?
Porque de entrada el impacto a la exposición radiactiva emanada de la central más fuerte es el yodo-131 que se inhala y se acumula en el tiroides.
¿Y qué se consigue con las pastillas de yodo?
El tiroides se puede saturar de yodo, un elemento indispensable para la fisiología de esta glándula. El tiroides tiene una capacidad de absorción limitada. Si lo saturas con yodo normal, mediante el aporte con pastillas de yoduro potásico, al llegar más yodo, el peligroso, el radiactivo, no se incorporará al tiroides o se incorporará en mucha menor medida. Así se procedió no solo en Chernóbil sino en otros accidentes más locales que han ocurrido, incluyendo las pruebas nucleares. Si no se opera así se incorpora el yodo-131 e irradia el órgano durante el tiempo que permanece en él. En los cinco años siguientes aumenta la tasa de cánceres de tiroides que se multiplica incluso por un factor de 10 o más. El riesgo de padecer cáncer de tiroides es mucho mayor aún en adolescentes y en niños.
Este es el primer efecto. El segundo.
El segundo es que este yodo enseguida aparece en la leche. El mejor indicador de una contaminación en la cadena alimenticia es la aparición de yodo en la leche. La Unión europea, tras el accidente, decretó inmediatamente una prohibición de importación no sólo de leche sino de cualquier tipo de alimento que proviniese de Japón. Poner incremento de dosis máximas en alimentos (Bq) decretado por la UE y Japón.
Aparte del yodo, ¿habría otros elementos a tener en cuenta?
Indudablemente. Las emisiones de la central –provenientes de los reactores y de las piscinas— comprenden numerosos radioelementos. Desde el punto de vista para la salud importan mucho aquellos que se incorporan al organismo biológicamente. Entre ellos cabe considerar por su relevancia el cesio-137, el estroncio-90, el plutonio-239, como ya hemos consignado anteriormente. Estos radionúclidos llegan a las personas bien por vía aérea, bien por el agua y los alimentos. Esta última vía es especialmente importante, ya que puede alcanzar poblaciones muy distantes del lugar del accidente.
Has mencionado el plutonio.
Este radioelemento proviene de los reactores y de las piscinas de residuos. Hay que tener en cuenta especialmente el reactor que funcionaba con MOX, el cual como ya hemos comentado antes tiene más plutonio que los otros. Todo esto va a originar distintos modos de afectación a medio plazo. También va a pasar a las cadenas alimenticias.
¿Dónde se acumulan estos radioelementos?
El cesio-137 se acumula en el músculo, el estroncio-90 en los huesos, el plutonio inhalado va al pulmón, se acumula en ganglios linfáticos y también en los huesos.
¿Y que pasa entonces?
Pueden aparecer a relativamente corto plazo —menos de 5 años—, aparte del cáncer del tiroides por el yodo-131 ya comentado, leucemias. Además a medio-largo plazo también el incremento de riesgo de padecer cánceres en distintos tejidos (hueso, pulmón, hígado). Esto no es inexorable, son efectos probabilísticos frente a los determinísticos. La dosis alta que están sufriendo los trabajadores son efectos determinísticos.
Y cuando hablas de efectos probabilísticos tienes en cuenta las poblaciones, no los individuos.
Es lo que hemos hablado en otras ocasiones, el papel del azar. El efecto de las radiaciones depende de dónde actúe a escala celular y molecular. Puede no pasarte nada o morirse la célula —lo cual a este nivel no tiene importancia—, pero si la radiación que afecta el interior de la célula toca un gen que está relacionado con la inmunidad, los tumores u otras funciones esenciales, ahí puede aparecer una patología grave. Como es probabilístico, la forma de decirlo es afirmar que incrementa el riesgo de la población; en un individuo concreto es imposible saberlo. Incrementa el riesgo de apariciones de cánceres, de problemas inmunitarios, mayor vulnerabilidad a infecciones, de alteraciones del desarrollo y después de los riesgos reproductivos.
¿Riesgos reproductivos?
Este es el otro gran peligro. Es una zona muy sensible. Piensa que en una placa de rayos X hay que tapar los ovarios a las mujeres (aunque a veces no se haga, pero habría que hacerlo). Si un óvulo queda alterado y ese óvulo es el que se fecunda… Recuerda que los óvulos con los que nace una mujer permanecen toda la vida en el ovario, mientras que los espermatozoides se renuevan cada 90 días.
Volviendo al escenario central. Estaban también los vertidos al mar.
Exacto. Lo que va al mar acabará acumulándose en la fauna marina que consumimos a través de las cadenas tróficas. Esto es clásico; no hay que pensar mucho. Es bien conocido.
¿De qué dosis hablamos?, ¿se puede llegar a saber?
No tenemos aún un cuadro fiel; las dosis de campo se expresan por hora, si bien lo que importa para la población y los individuos es la dosis total acumulada. La dosis máxima de la población, así, en general, es de un milisievert al año, pero si tú estas sometido a 0,1 milisievert/hora, que esto ya ha ocurrido, en sólo diez horas tienes la dosis del año y si estás en una zona cercana, o no tan cercana, a 20, 30, o a los 80 km de la recomendación norteamericana para Fukushima, si tú estas sometido a dosis relativamente bajas pero continúas aunque sean de un 0,1 milisievert o de 50 microsievert/hora, es igual, es cuestión de multiplicar por 24 horas para saber la cantidad, y si en función de días has superado la dosis máxima, se pueden tener efectos muy serios. Y esto, no lo olvidemos, con dosis bajas ya puede incrementarse el riesgo de efectos radiotóxicos, y ello a partir de dosis que, inicialmente, pueden estar dentro de los umbrales aceptados.
Y frente a eso la población no puede, no pudo hacer nada, no hay ninguna medida…
No puede hacer nada, no nos engañemos.
Bueno, huir.
Sí, huir, pero piensa en la población de Japón. Eso que dijeron: póngase la mascarita, tape las ventanas, no es suficiente. Lo primero es lo que va a llegar por el aire. Lo segundo es lo que se va a diseminar por el ambiente, que es el problema mayor a medio plazo, y esto varía según las condiciones metereológicas de cada momento. En Tokio se incrementó la radiactividad durante días debido a la lluvia contaminada. Otros días disminuyó porque el régimen de vientos diseminaba la radiactividad hacia el mar.
Tras el accidente, ¿los niveles detectados en otros países fueron peligrosos, siguen siendo peligrosos?
Lo sabremos dentro de un tiempo. Dentro de la desgracia hemos tenido suerte porque las condiciones meteorológicas son las que determinan dónde se va a depositar la radiactividad. Puede darse la paradoja de que haya menos radiactividad a 40 que a 100 km. Si el viento la ha llevado hacia un lugar, y ha llovido, en ese lugar se depositará una gran cantidad de radiactividad. Por eso no podemos considerar que cuanto más lejos estemos habrá menos problemas. Es evidente que la zona de la central está ultracontaminada, pero a partir de 40 o 50 kilómetros, todo dependerá de las condiciones meteorológicas. Inicialmente, la radiación fue hacia el interior de Honshu, la isla más habitada de Japón (viven 90 millones de personas en una superficie de menos de 300.000 kilómetros cuadrados), y ahí van a quedar muchos lugares contaminados.
Lo bueno ha sido que la mayor parte del tiempo el viento ha ido hacia el este, hacia el Pacífico, donde se ha ido diseminando. Si hubiese ido en dirección contraria, hubiera seguido extendiéndose, aún en mayor medida, en otros países como Corea, China y Rusia.
¿Se han contaminado los campos?
Creo que en una plantación no muy cercana, ubicada a unos 80 km de la central, se ha detectado arroz contaminado. Lo hemos comentado antes.
Te hago ahora algunas preguntas en torno a declaraciones sobre lo sucedido. El entonces ministro de finanzas japonés, pocos días después del accidente, tras una reunión del consejo de ministros, dijo que si la gente quería vivir como estaba viviendo, tenía que asumir esos accidentes, que había que apechugar con todo ello.
¡Insostenible, inadmisible! Abusus non tollit usum!
Hay otro punto en el que quiero insistir. El uso de estas tecnologías está en relación directa con motivaciones económicas y, en algunos casos, militares, en función de los intereses de las grandes corporaciones que mueven todos los hilos. La llamada nucleocracia. Pero existen otras vías: se puede tener una alta calidad de vida, aunque habría que discutir qué significa esto exactamente, sin necesidad de recurrir a tecnologías de este tipo y tener que aceptar los riesgos subsiguientes. Si quiero disponer de transportes eficaces y cómodos, por ejemplo, no es inexorable que tenga que utilizar tecnologías nucleares. Es cuestión de diseñar y abonar una sociedad con otro tipo de tecnologías, una sociedad que sea más austera en la satisfacción de sus necesidades, que tenga incluso otras necesidades, lo que no significa ni mucho menos que se viva mal en ella. Ello implica desarrollar e investigar en otras tecnologías que sean sostenibles.
¿Sostenibles?
Para ser más preciso: que no impliquen riesgos. Una cosa es sostenible y otra cosa es que no impliquen riesgos. Puede no ser sostenible y no tener riesgos. No porque sea sostenible tiene que estar exenta de riesgos.
Otra declaración. El ministro de energía europeo habló pocos días después del accidente de Apocalipsis. ¿Exageró?
Ese es un término bíblico, yo no sé lo que significa Apocalipsis en la vida real. Se me escapa el significado preciso de la noción. Que el accidente fue muy serio es evidente; los calificativos que pueden usarse son muy variados.
El gobierno Merkel, un gobierno del CDU —Unión demócrata cristiana— en alianza con los liberales —FDP: Partido Liberal de Alemania— y con el CSU —Unión cristiano- social de Baviera—, no hablo de cualquier cosa, ordenó parar inicialmente las nucleares más viejas, las construidas antes de 1980.
Sí, en efecto. Se dice que fue por las elecciones de los estados federados, que tuvo connotaciones electoralistas. No lo sé, tal vez sí. Pero las paró. Me sorprendió, no te lo oculto. En estas cosas los alemanes te sorprenden. El sábado 12 de marzo, el día después del accidente de Japón, se manifestaban unas 60 mil personas en Berlín. ¡Sesenta mil! Merkel no ha tenido ningún reparo, ni ningún problema, cosa muy rara en un político institucional aunque sea prusiano, en cambiar de opinión, y eso que lobby nuclear alemán también ejerce su influencia. Lo suyo no es la prudencia precisamente. Te recuerdo que a principios de 2011 mantenía posiciones muy distintas, hablaba de alargar la vida de las centrales. Puede ser que haya obrado así por motivos electorales, pensando en futuras coaliciones para el gobierno de algún land, pero no deja de ser sorprendente e interesante.
Para el gobierno de algún land o para el gobierno federal. Creo que los Verdes actuales están dispuestos a extrañas alianzas contra natura.
Sí, tal vez pensara también en el gobierno federal.
Aún más, a principios de mayo se anunció que el gobierno Merkel quería adelantar el plazo de paralización de todas las centrales alemanas. Se habla de abonar la investigación de energías alternativas con 5.000 millones de euros.
¿Antes entonces que en 2022? No está mal.
Eso se ha dicho.
Déjame recordar que no hace muchos años decían que estábamos locos cuando exigíamos su cierre, que éramos unos irresponsables indocumentados. No era eso, no eso por lo que parece.
Se señala incluso que Alemania quiere abandonar la era atómica, que renuncian a un paisaje de ruinas después de la batalla nuclear.

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